Todos los individuos deben concienciarse de la importancia de un servicio de calidad y profesionalidad. Huir de las ofertas engañosas por muy atractivas que estas sean. A veces resulta difícil rechazar el caramelo –más si viene envuelto a precio «low cost»–, pero hay que ser responsables con la salud y no tomarse a la ligera cualquier tratamiento bucodental.
Camuflados bajo precios económicos, han proliferado los tratamientos dentales con limpiezas, radiografías y otros servicios de regalo. Y en la mayoría de estas ocasiones, lo que te ahorras por un lado lo pagas por otro.
Es evidente que la situación económica familiar se ha visto dañada en los últimos años. Los odontólogos son conscientes de ello y han tomado las medidas oportunas, adaptándose a las circunstancias y facilitando las formas de pago en todas sus intervenciones. Más, ante la alarmante disminución de pacientes que acuden a revisiones periódicas. Existe una reciente tendencia de personas que solo van a la clínica dental en casos extremos. Optando por la solución definitiva y no por la prevención. Craso error, pues puede ser más costoso y, sin duda, más perjudicial para la salud general del paciente.
Queda claro que la elección del especialista es clave para el bienestar del futuro. Un paso en falso se puede pagar muy caro. En cualquier caso, antes de ponerse en manos de cualquier dentista, hay que conocer ciertos aspectos de gran relevancia. Información básica sobre la experiencia, la formación y las capacidades de los profesionales, así como los materiales y tecnologías utilizados. La transparencia desde un primer momento es fundamental. Saber claramente qué tipo de tratamiento se necesita, los pasos requeridos para llevarlo a cabo y el presupuesto final es una prueba irrefutable de confianza. Todo, al final, se verá reflejado en tu sonrisa. Y la decisión en todo momento está en tus manos.