El papiloma humano (VPH) es un virus que tiene alrededor de 200 manifestaciones y tipos, como la enfermedad que se transmite a través de las relaciones sexuales o las verrugas que aparecen en manos y/o pies. Concretamente, vamos a hablar de las verrugas plantares, que es como denominamos en el ámbito de la podología a la manifestación del VPH.
Las verrugas en la piel son neoformaciones epiteliales benignas, locales y transmisibles inducidas por el VPH, por tanto, son resultado de una infección vírica y que, por norma general, no tienen graves perjuicios para la salud, aunque sí suelen ser dolorosas. Muchas veces, por su apariencia, tienden a confundirse con otras patologías podales, por ello, es de vital importancia distinguir unas cosas de otras y realizar un buen diagnóstico diferencial.
¿Cómo son? Se parecen a una coliflor, con muchos “puntos” saliendo, y también con puntos negros por la vascularización del virus. Todo puede cambiar en función de la extensión y de la antigüedad de la verruga. Pueden aparecer en toda la zona plantar, tanto en zonas de presión como en zonas sin presión.
Normalmente, se experimenta dolor al pellizcarlo, pero no al presionarlo. Esto cambia si el papiloma está recubierto de una capa de queratina.
¿Quién lo puede padecer? Cualquier persona puede tener verrugas plantares, pero este tipo de verruga afecta con mayor frecuencia a niños y adolescentes; a personas con el sistema inmunitario debilitado; a aquellas que ya han tenido verrugas plantares; o a las que caminan descalzas en lugares públicos, como vestidores y piscinas.
Pero hay que tener en cuenta la prevalencia, es decir, quién tiene más posibilidades de padecerlo. En edad infantil es cuando más probabilidad hay de padecerlo y va disminuyendo a partir de los veinte años. Las personas inmunodeprimidas (o con bajas defensas) también son proclives a contraer esta enfermedad, así como los niños con piel atópica.
Causas y prevención. ¿Por qué se producen y cómo se pueden prevenir? La enfermedad se contrae por contagio directo a través de heridas o grietas en el pie. El periodo de incubación dura entre uno y seis meses. Factores como el calor, la humedad, un débil sistema inmunológico o la falta de higiene aumentan las probabilidades de padecer verrugas plantares.
Por tanto, algunas formas de prevenirlas, de forma general, son:
- Llevar siempre chanclas en piscinas y baños públicos.
- Secar muy bien nuestros pies y no compartir toalla.
- Si padece hiperhidrosis (sudoración excesiva), controlarla con polvos astringentes.
Si ya se tienen verrugas plantares, aquí te damos algunos consejos:
- Para evitar el autocontagio, es importante que cada vez que toquemos las verrugas nos lavemos muy bien e inmediatamente las manos
- El secado deberá ser siempre por presión o utilizando un secador de pelo con el aire frío, para evitar extender el VPH; y NUNCA secas arrastrando.
- La persona infectada deberá ducharse la última, además de limpiar el plato de ducha con lejía o similar para evitar más contagios.
¿Cómo se trata? El manejo terapéutico siempre tendrá el mismo objetivo: eliminar por completo la lesión. Sin embargo, la forma de proceder dependerá de muchos factores. Por ejemplo, los relacionados con el tipo de lesión, el paciente y el propio tratamiento.
Existen métodos químicos (ácido láctico, salicílico), físicos (crioterapia/coagulación, electrodisección), medicamentosos (Cantaridina) o la extirpación quirúrgica en casos de verrugas recalcitrantes y resistentes.
Para que el tratamiento tenga éxito, el paciente debe estar comprometido, siguiendo todas las pautas y consejos del especialista. ¡Consúltanos!