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Ir al dentista es caro: mito o realidad

¡Ya estamos con las excusas! Cuando no es el miedo al dolor es que está lloviendo, y cuando no es que está lloviendo es que el dentista es caro. Lo caso es que al final tus dientes no reciban la atención que necesitan y, te lo aseguramos, no hay motivos reales para no hacerlo.

Entre los obstáculos que se encuentran las personas que saben que les vendría bien visitar al dentista están el miedo, excusa mala de la que ya hemos hablado en otra ocasión, y el precio de los tratamientos. El precio, lo admitimos, es un obstáculo más delicado que el miedo al dentista, que a estas alturas y con la sedación consciente es una tontería infundada sin pies ni cabeza. Para mitos, puedes tenerle más miedo al hombre del saco si nos ponemos así. Pero cada persona o familia tiene una economía y un nivel adquisitivo, y eso es una realidad que tenemos muy en cuenta. Somos conscientes de que a cualquiera que se le hable de precios totales de un tratamiento como una ortodoncia o una dentadura nueva a base de implantes le hará plantearse si realmente merece la pena. La respuesta es sí, la merece.

El precio más o menos elevado que siempre han tenido los tratamientos de odontología se debe principalmente a la tecnología necesaria para ello. En cualquier clínica moderna como lo es Clínica Dental Imagen, estar al día de las últimas técnicas para dar el mejor servicio a los pacientes es fundamental. Y eso tiene un coste. Para que os hagáis una idea, un sillón de dentista ronda los 30.000 euros. ¡Ser dentista sí que es caro! Ahora bien, ¿tiene el paciente la culpa de eso? Claro que no.

Cada vez somos más los centros que entendemos la importancia de que la salud bucodental sea algo asequible para todo el que lo necesite. Y las nuevas generaciones de la profesión están siguiendo esta estela. Esos mismos avances tecnológicos que suponen un desembolso para las clínicas, al mismo tiempo hacen que los tratamientos se hagan en menos tiempo, de una forma menos aparatosa, con menos intervenciones y menos visitas al dentista. La consecuencia, como es lógico, es menos costes para el paciente y para la clínica. Y no solo eso. Hoy en día prácticamente todas las clínicas cuentan con planes de financiación adecuados a cada caso.

Por otra parte, hay algo que todos podemos hacer para que nuestra visita al dentista no suponga un gran gasto: IR.

Sí, como lo oyes. Existe cierta relación causa-efecto-y otra vez causa que puede encarecer nuestro tratamiento. El precio asciende según la dificultad del tratamiento, por decirlo de algún modo. Si nos pasamos 20 años sin ir al dentista, probablemente necesitemos un tratamiento que nos ahorraríamos si hubiésemos ido a hacernos al menos una revisión al año durante esas dos décadas.

Hoy en día, con la financiación, lo que pagas cada mes casi que lo decides tú. Y, ya sabes, cuanto antes, mejor. Si dejas de poner excusas, verás que el dentista caro tiene mucho más de mito que de realidad.

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