Talalgia: dolor en la zona de los talones.
Dolores en el pie (II): qué son, diagnóstico y tratamiento.
Como vimos en la primera entrada de esta sección, el dolor de pies es muy frecuente en la población española, y se puede localizar en diferentes zonas, cada una recibiendo una denominación diferente.
En este caso, vamos a hablar del dolor localizado en la zona del talón de nuestro pie o retropié que, técnicamente, se conoce como talalgia, el cual es uno de los dolores más habituales y frecuentes de esta parte de nuestro cuerpo. La talalgia puede generar patologías muy derivadas, una de ellas, la muy nombrada y conocida fascitis plantar, que afecta al 10% de la población en algún momento de su vida y que es una causa de dolor limitante.
¿Qué es la fascitis plantar? En términos podológicos, es la inflamación de la fascia plantar, un ligamento largo y delgado que conecta el calcáneo (talón) a los dedos, creando, así, el arco del pie.
Explicado de otra forma, la fascitis plantar se produce cuando la piel de la planta del pie se inflama a causa de someter a nuestros pies a demasiada presión y esfuerzo. La fascia plantar nos ayuda a caminar y a dar saltos y, por tanto, está sometida a mucha tracción y a posibles traumatismos, lo que origina una tensión brusca acumulada en esta zona.
¿Cuándo consideramos que existe fascitis plantar? Bien, tradicionalmente, se ha tendido a diagnosticar como una inflamación de esta zona. Sin embargo, investigaciones recientes revelan que, en ocasiones, la inflamación no está, sino que aparecen microrroturas derivadas de traumatismos de repetición, en forma de tendinosis, que poco a poco van degenerando la fascia.
Existen diversos factores predisponentes como no calentar bien antes de iniciar una actividad deportiva, tener pies planos o cavos, una sobrecarga o debilidad muscular, incluso utilizar un calzado inapropiado. También se han relacionado con este tipo de patología la obesidad, neuropatías, el abuso de alcohol y factores hereditarios.
¡No los confundas! Diagnóstico diferencial con el espolón calcáneo. Aunque se tiende a denominar las dos patologías indiscriminadamente, lo cierto es que son muy diferentes. El espolón calcáneo es una formación de hueso en la parte inferior del talón, con forma de gancho, pero este no es doloroso en sí mismo. Solamente una de cada 20 personas con espolones tiene dolor. Por tanto, el espolón calcáneo no causa la fascitis plantar, pero una persona con fascitis plantar sí puede tener espolón calcáneo.
¿Cómo sé si tengo fascitis plantar o no? La principal característica de esta patología es el dolor localizado en la planta del pie, y más concretamente, en la zona del talón. Este dolor aumentará con la presión, al iniciar una marca, al estirar, etc. De todas maneras, te recomendamos que no te auto-diagnostiques y que acudas a un profesional para que te realice una evaluación personalizada.
El diagnóstico principal se realizará en la consulta, con una adecuada exploración de la vida del paciente (anamnesis) y de sus hábitos de vida, así como de la parte más física. También es conveniente que se utilicen pruebas complementarias, tales como radiografías, ecografías y/o el estudio biomecánico.
¿Cómo se trata? Como con la mayoría de las patologías, cuanto antes se diagnostique y se trate, mejor pronóstico tendrá, aumentando las probabilidades de éxito del tratamiento y la curación.
Aunque cada tratamiento es individualizado y en función del paciente, siempre se apuesta por el tratamiento conservador o no invasivo, que, en estadios tempranos, tiene una eficacia muy alta. Por ejemplo, se recomendará el reposo, estirar y fortalecer los músculo, cambiar de calzado, vendas, soportes plantares que mejoren la biomecánica articular, etc. Se puede combinar este tratamiento con el farmacológico, en caso de ser necesario, administrando antiinflamatorios o infiltraciones en esta zona.
En última instancia, y solo cuando la fascitis plantar esté muy avanzada, se recurrirá a la cirugía.
En todo caso, el mejor tratamiento de las fascitis plantar es la prevención, sobre todo, estira antes y después de la práctica deportiva y, si notas dolor en esta zona, acude a un profesional para que valore y diagnostique tu caso en particular.