¿Existe relación entre la pisada y la salud bucodental?
En muchos de nuestros blogs hemos hablado de la relación existente entre la salud bucodental y la salud general, es decir, qué efecto tiene una enfermedad, alteración o patología bucodental en el resto de nuestro organismo.
Sin embargo, en esta entrada vamos a hablar del efecto contrario, de cómo una alteración en una parte del cuerpo que no sea la boca afecta directamente a la boca. Concretamente, nos vamos a centrar en las alteraciones de la pisada y cómo esto puede causar alteraciones en la postura de los dientes (además de todo lo obvio que produce).
Por empezar de algún modo, las alteraciones de la pisada son todas aquellas formas de pisar cuyo eje de desplazamiento no es lineal y existen hundimientos del tobillo. La manera ejemplar de pisar sería la denominada pisada neutra, que es justamente lo contrario a las alteraciones. En ella, la parte exterior del talón es lo primero que contacta con el suelo, el pie gira hacia dentro con el fin de conseguir un apoyo total y poder soportar todo el peso del cuerpo. Algunas de las alteraciones más frecuentes son el pie valgo, el pie cavo o el pie plano.
Sí, todas estas alteraciones en la pisada pueden ser el origen de una mala mordida, tal y como manifiestan muchos estudios que demuestran la relación existente entre desviaciones de columna, alteraciones posturales del cuello y malocusiones dentales. Por ejemplo, se han encontrado múltiples evidencias de la relación entre la progresión mandibular, que es el movimiento del maxilar inferior hacia delante, con el tipo de pisada pronadora (pie volcado hacia dentro).
Todas las alteraciones pueden ser genéticas (naces con ellas) o adquiridas por enfermedad, traumatismo, por el desempeño de alguna tarea concreta o por la repetición de gestos. Por ello, es muy importante conocer bien cómo pisamos para poder tratar las alteraciones en la mordida, o para tratar las disfunciones propias de la pisada y sus consecuencias.
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